viernes, 9 de septiembre de 2016

Conferencia TED



Creo que lo que plantea Graham Hill es en verdad algo muy complicado de realizar. Las cosas que compramos son porque nos gustan, o porque las necesitamos. Luego, cuando las utilizamos y pasan los años, ponemos en esos objetos cariño. Porque la mesa que compramos hace 5 años atrás fue el primer mueble que tuvimos en nuestra casa. Porque el chaleco que tiene agujeros fue el que teníamos puesto el primer día de clases en la universidad.
Por esto resulta tan difícil deshacerse de las cosas, porque creemos que si botamos un objeto que nos recuerda una situación importante y especial en nuestras vidas, ese recuerdo también se ira a la basura y claramente no es así.
Vivir con menos de lo que por años estamos acostumbrados a tener es difícil, pero sin embargo en cierto grado es necesario ya que en la actualidad lo material nos tiene sujetos, más un si se trata de tecnología. Si nos ponemos a pensar y cada uno analiza cuanto tiempo al día usa el celular, cuantas veces en las que salimos a pasear tomamos fotos para luego compartirlas en las redes sociales, hasta las veces que salimos de casa y olvidamos el celular y nos sentimos incompletos. De hecho, si salimos de casa, estamos en el paradero y recordamos que se nos olvidó el celular lo mas probable es que nos devolveríamos a buscarlo, ese nivel de necesidad tenemos con un simple objeto. Y el celular es solo un ejemplo en general, esto nos puede pasar con cualquier otro objeto o con más de uno.
Si redujéramos las cosas que tenemos en nuestra casa o las que ocupamos día a día sin duda nos sentiríamos más libres, no estaríamos atados a algo que en verdad no necesitamos para ser felices, pero es una tarea difícil y que tiene resultados a largo plazo, ya que esta sociedad de consumo nos atrapa y muchas veces no podemos escapar de ella. 





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